Por una extraña razón se me metió en la cabeza que el fin de año lo debía pasar con los pies metidos en el mar. Y como pasa con las cosas que se desean –no con las que se necesitan-, lo logré. Llegué a la playa de Te Ari, en Auckland, Nueva Zelanda, mi nueva casa, y por primera vez le conté a un perfecto desconocido mi actividad favorita: el oficio de mirar pa’lla®[1]. Este es tal vez un arte desarrollado por los antiguos filósofos, practicado por nuestros sabios abuelos, algo ancestral, pero olvidado en los tiempos modernos, en las ciudades. Sólo sentarse en el arte de la contemplación.
Ahí, donde quizás no se diseñó un mirador, donde otros pasan de largo, donde no es famosa la vista, o tal vez sí, pero sobre todo donde sin ninguna pretensión sólo por el disfrute. Se logra una postura confortable que permite pasar un tiempo indeterminado mirando al infinito, concentrada en detalles, ensimismada en la grandeza, absorta en los colores y las formas, incluso mirando con los ojos cerrados. Este oficio no exige la promesa de escribir después, ni siquiera de explicar a su compañía –si la hay- hacia dónde o qué se está mirando, pero desde esa no obligatoriedad se es libre de hacerlo. Aquí van unas imágenes que han salido de mi oficio de mirar pa’lla® en esta grandiosa cuidad que me acoge hace unos meses.
Auckland vista desde Rangitoto Island
La ciudad en la noche desde los bajos del Auckland Harbour Bridge
Puesta del Sol en Mount Eden
Noche de Primavera desde Mount Eden
Parque regional Waitakere Ranges
Carolina Gallón Londoño
Creadora de nuevos oficios, aprendiz de inglés, caminante que no se pierde porque nunca sabe el camino, sólo va. Instructora de Yôga. Lectora en voz alta. Nacida en Medellín, Colombia. Contacto: @carogallonl (Instagram, Facebook)
[1] La ® se debe al nombre propio que he puesto al oficio, reconozco que ha sido creado desde la antigüedad pero he decidido nombrarlo.
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