El coronavirus se ha filtrado en nuestras vidas, a tal grado, que la mente se ve nublada y no damos por hecho el nivel de miedo que cargamos encima. Mucho abonan a ello los medios de comunicación y en un mayor rango las redes sociales.
Y es que con la pandemia llegó otro fenómeno mucho más letal: La infodemia, nombrada así por la Organización Mundial de la Salud ya que “Ante la emergencia sanitaria que se vive en el mundo por la expansión del Covid-19, uno de los aspectos que se propaga rápidamente y es igual de peligroso que el propio virus son las noticias falsas y la desinformación”.
Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud mexicano, usó este neologismo para explicar las conductas fóbicas que se han visto en el país, las cuales se basan en la combinación tóxica de ignorancia y miedo.
Por infodemia o por coronavirus, existen muchos factores que contribuyen a vivir el insomnio de una manera particular en esta hermosa pero caótica Ciudad de México. Claro que contribuyen el miedo, la ansiedad, la depresión y/o la preocupación por el futuro inmediato tanto en lo económico como en lo físico. Sin embargo, podemos hablar de que la negación es el mayor responsable de ello.
Este fenómeno negativista provoca que se relajen las medidas de seguridad entre los ciudadanos, llegando al extremo de formarse grupos que, imprudentemente o no, pueden crear un conflicto entre vecinos. Es el caso de aquellos que deciden acatar las medidas solicitadas por las autoridades sanitarias y los que definitivamente no respetan al cien por ciento las exhortaciones: #QuédateEnCasa y #SusanaDistancia.
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La noche es el pretexto perfecto para salir del confinamiento y hacer todo aquello que durante el día “está prohibido”. Álvaro Burgoa Patrón, de la colonia San Pedro de los Pinos, al poniente de la ciudad:
-La gente acá, por las noches, juega futbol, platican en la calle, hacen fiestas, se escucha el paso constante de motocicletas, cosa que en el día... ni sus luces. Este tipo de situaciones abonan mucho al insomnio que sufro debido a esta crisis por la pandemia. Nos pega demasiado y el estrés es tremendo.
Álvaro es dueño de un restaurante y tuvo que cerrar por el coronavirus, despidió a sus 18 empleados y ahora piensa que el futuro no será lo mismo al regresar del confinamiento. Le frustra mucho saber que hay gente que no respeta lo solicitado por el Subsecretario López-Gatell. -No se vale, así nos chingamos todos.
Los expertos dividen en dos tipos al insomnio: el de conciliación, problemas para iniciar el sueño en los primeros 30 minutos al acostarnos, y el de mantenimiento, que produce despertares nocturnos, consiguiendo que el tiempo total de horas descansadas sea escaso y por ende hace que el cuerpo no repose al cien por ciento con consecuencias graves de salud para el ser humano: irritabilidad, cansancio, estrés, preocupación, depresión.
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-Las fiestas son el constante acá, más los viernes, sábados y domingos, algunas veces es martes y ya están con todo el volumen dándole al baile y la tomadera, refiere Andrés (sólo Andrés para evitar problemas con el vecindario) quien vive en Santo Domingo, en la alcaldía Álvaro Obregón y ve con preocupación estos hechos pues todo indica que la solicitud de las autoridades, el famoso “quédate en casa” se la pasan, literal, -por el arco del triunfo.
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Dan las 8 de la noche y don Alberto Zambrano Nieves, como cada noche desde hace más de 10 días, abre su local ubicado en la calle Halcón, en la colonia Bellavista, ubicada a 5 minutos del metro Observatorio.
-Decidí abrir por las noches y cerrar bien entrada la madrugada, a veces una o dos de la mañana (los sábados casi siempre lo hace hasta las 5). Porque en el día los pinches polis están fregando con la pinche Susana esa…la distancia, acá venían los chavos y se desquitaban del calorón, pero como venían en bola pues vecinos daban el pitazo y me caía la patrulla, no pa’multarme, no pa’cerrarme, sólo sacarme p’al chesco, pero de chesco en chesco se iba mi ganancia.
El pasado 17 de abril las autoridades de la Secretaría de Salud, en el marco de la atención de la emergencia sanitaria, exhortaron a aplicar Ley Seca en todas las entidades de la República, tanto en la producción como en venta de bebidas alcohólicas. A partir de las 20:00 horas y hasta las 11:59 horas del día siguiente de lunes a domingo, permitiendo su venta en un horario de las 12:00 horas y hasta las 19:59 horas de lunes a domingo.
El caso de Don Boticua, como lo llaman en la colonia, es el claro ejemplo del manejo de la interpretación de la ley y su contradicción en la sociedad mexicana. “violar la ley es mejor que acatarla”. Guillermo Raúl Zepeda Lecuona. Investigador del CIDAC menciona que: “este país es el lugar propicio para la arbitrariedad y el desacato. La violación de la ley se ha expandido como deporte nacional. Para explicar este comportamiento infractor tan generalizado, se recurre con frecuencia al argumento culturalista: los mexicanos violamos la ley porque es parte de nuestro ser nacional, así ha sido en el pasado y así será en el porvenir” (fuente: Revista Nexos, 1 de febrero 1999, “Porqué se viola la Ley en México”).
-Está prohibido, lo sé, pero el dinero es necesario y por las noches una que otra patrulla me molesta pero ya no es el moche que se da en el día, aparte los chavos se divierten, me exigen su desestrés, ya sea por el trabajo o por el encierro. Lo dice muy convencido aunque la realidad muestre que el aislamiento, total, en esta zona de la ciudad no existe y menos por las noches.
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Ilustración: Dia Pacheco. IG: diapachecoo
La noche en la Ciudad de México durante esta pandemia, también tiene su silencio y su tranquilidad, cuyos ámbitos dan la pauta para tener un día mucho más tranquilo y proactivo ante las reacciones que se devienen por la enfermedad. Esta parsimonia se observa cada noche en la colonia Navidad, Cuajimalpa (en donde sí es notorio el acatamiento total al “quédate en casa”, no importando la hora); sus calles son el terreno perfecto para el paso, cada día más constante, de los cacomixtles -mitad gato en náhuatl- primos de los mapaches y los coatíes, mamíferos de ojos saltones y cola anillada.
Ya sea en manada o en solitario, también han sido vistos en otras partes de la ciudad: en la colonia Guerrero, en Santa Fe, el Pedregal de San Ángel y hasta en el mismo Centro Histórico. Aunque la diferencia estriba en que ha sido con gente transitando. Conocidos por sus hábitos nocturnos, los cacomixtles deambulan entre los autos, buscando alimento y refugio; habían desaparecido un poco de la vista en la zona poniente de la Ciudad de México debido a las amenazas arbitrarias del ser humano: los bosques donde habitaban han sido casi extinguidos por los talamontes, por las construcciones habitacionales y últimamente por las obras del tren interurbano México-Toluca.
Con esta pandemia se han replicado, a través de las redes sociales, historias en todo el mundo sobre animales que deambulan por las calles de las grandes urbes. En Madrid, España, se han visto patos, pavos y jabalíes. En Santiago de Chile, ha sido común ver a pumas vagar entre sus calles. En Colombia, por ejemplo, Bogotá fue sorprendida por los zorros cangrejeros, lo mismo que las zarigüeyas. En México, primero en Ixtapa Zihuatanejo y luego en Acapulco, disfrutaron el espectáculo conjunto de ballenas, mantarrayas y un centenar de tortugas marinas en sus aguas. Los biólogos aseguran que esta fauna siempre ha vivido muy cerca de zonas urbanas pero, ante la ausencia de humanos, se animan a explorar nuevas áreas.
La Ciudad de México también tiene qué contarle al mundo sobre esta recolonización de los espacios urbanos por parte de los animales. Los cacomixtles, con su hermosa figura y atolondrado movimiento, nos gritan, con su presencia, el camino de todo ser vivo: va, viene, se reproduce, crece y muere. De esa misma manera, la pandemia trae sus lecciones y una de ellas sería el dejar atrás nuestra soberbia para recordar que también somos parte de la naturaleza y como tal: Crecemos, nos reproducimos y tarde o temprano vamos a morir.
Ricardo Luna Barrales
Twitter: @rlunabarrales
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