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Postal Urbana

Capítulo VI: Más allá de las hamburguesas


Mi última aventura gastronómica ocurrió en Estados Unidos. Mis expectativas en torno a la oferta de comida inevitablemente se dirigían hacia las hamburguesas. Antes del viaje no imaginaba la variedad de sabores que pudieran presentarse ante mí.


Lafayette, ubicada en el estado de California, ocupa el lugar 50 de 1076 localidades con el mayor ingreso monetario per cápita en el estado. El precio de renta de un cuarto con dos habitaciones ronda los $20,000 pesos mexicanos, por tanto, era de esperarse que un desayuno sencillo costase alrededor de $700.



Las propuestas gastronómicas en el lugar se limitaban a franquicias de comida rápida, nada que en México no existiera. En el centro de la ciudad convergían los famosos burritos, los restaurantes chinos y aquellos otros de comida mexicana (muy caros por cierto). Pero uno no viaja a otro país a comer platillos de su nación, ¿o sí?


Me dirigí entonces a San Google y me ofrecía “Millie'sKitchen”: “Restaurante con toque hogareño” y “No olvides pedir el pastel de café” reclamaban las reseñas de los visitantes.


Sin mayor hesitación, nos dirigimos a Millie's Kitchen: las opciones se remontaban a huevos en todas sus formas y variedades. Entre ellas se encontraba “Santa Fe”, huevos revueltos con tocino, acompañados de queso rallado, aguacate y salsa de tomate. Leído de esta manera, no son la gran cosa, hasta que los tienes frente a ti.





Santa Fe, cosa monumental, asquerosa visualmente y agradable al paladar, osa servirse con pan tostado, pero en realidad no necesita compañía. Debo confesar que la mezcla de aguacate con salsa de tomate (que terminó siendo catsup) no es buena, sin embargo, es lo de menos. Después de la segunda cucharada, uno deja de contar cuánto toma devorarla, que sencillamente es nada.


La visita a Millie’s Kitchen no podía terminar sin probar el pastel de café. Así que accedimos.





El pan puede ser la cosa más sencilla del mundo, pero la cobertura, grumosa, con un toque de canela y mantequilla líquida se derretía apenas entraba en la boca.

Al pedir la cuenta, $38 dólares por persona, que siendo un precio incluso muy considerable, justifica en todo momento sentirse satisfecho por dicho desayuno.

Es para paladares que les gusta perder la noción del tiempo y adentrarse a la complejidad y la vasta proporción, que sin duda alguna dejará una gran huella en tu estómago (y bolsillo).


Guanuchito

Miembro de Gorditos Anónimos

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