En las ciudades, hay un aspecto con el que tod@s coexisitmos, que tod@s utilizamos pero del que casi no se habla dentro de los estudios urbanos: las banquetas.
En algunas ciudades del mundo existen banquetas que son emblemáticas como las de Barcelona, donde las baldosas en forma de flor son uno de los símbolos de la ciudad, así como las aceras en la Avenida Atlántica de Río de Janeiro, famosas por la belleza de su diseño. ¿Pero qué pasa en la Ciudad de México?
La heterogeneidad de las banquetas en la Ciudad de México nos puede hacer reflexionar sobre las desigualdades propias de la ciudad, pero también refleja los problemas de movilidad o caminabilidad que se dan en la urbe. Se puede encontrar que algunas de estas son ocupadas por puestos de comida o por mesas y sillas para algún restaurante. Ante la accidentada morfología de las banquetas –que muchas veces se adapta las necesidades de las entradas de los coches-, los peatones optan caminar por la calle si el tráfico vehicular no es muy intenso. De más reciente creación, son las rampas para las personas que usan sillas de ruedas; ahora bien, habría que preguntarse qué tanto se pueden aprovechar.
En algunas colonias o barrios, las banquetas son inexistentes. Se pensaría que esto es propio de colonias populares, donde predominó la autoconstrucción y los servicios han sido brindados de forma tardía y desordenada, sin embargo muy cerca de la Avenida Insurgentes Sur, en la colonia Florida, se puede encontrar que estas son o inexistentes o absurdamente angostas. En otros barrios, encontramos que ante la falta de plazas y espacios públicos, las banquetas se vuelven un lugar para el encuentro, para socializar y compartir[1].
¿Cuál es la carga simbólica que tiene para un habitante de la ciudad la banqueta que está afuera de su casa? La banqueta también puede ser pensada como una continuación de la vivienda, por lo que se limpia, se arregla y se cuidan las áreas verdes sin esperar la participación del gobierno local. Asimismo, puede ser generadora de conflictos en caso de que otras personas, incluso las autoridades quieran hacer un uso distinto de ella.
En conclusión, considero que hablar, pensar y estudiar las banquetas, puede ser de utilidad para comprender los procesos urbanos actuales.
Laura Ortiz Madariaga, Ciudad de México, México.
[1] El papel de la memoria en la pérdida de los espacios públicos en el Pueblo de Santa Fe. Publicado en la revista El Andador de la UIA 1º de octubre 2013 UIA
Fotografías: Mauricio Álvarez
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