Si abrimos bien los ojos, si miramos un poquito más allá de nuestras narices, vamos a descubrir que las ciudades donde habitamos son un espacio donde coincidimos personas de todas partes de maneras insospechadas: gente nacida aquí, gente que viene de otras partes del país y que trae sus costumbres y sus palabras, gente que viene de otros lugares donde se habla español, de países donde hubo dictadura o guerras civiles, gente que llega buscando un mejor futuro, gente que se reconoce en la ciudad como un nuevo habitante, gente que cruzaron océanos y que aprenden el idioma y que vinieron con su alfabeto, con su historia, con su tradición culinaria. Si nos observamos a nosotros mismos reconoceremos en nosotros no sólo nuestra línea familiar sino también linajes de ancestros de muchas partes del mundo y que, no sabemos bien el porqué llegaron ni porqué se quedaron, pero si sabemos que nos han enriquecido.
En estos días, en muchas partes del mundo, comimos lo que entendemos como comida china, compramos amuletos dorados y rojos de plástico, celebramos el Año Nuevo lunar. Año de la Rata de Metal en el calendario chino: un año para volver a tener una voz y poder cumplir las tareas que quedaron sueltas. Por eso andamos acá, para contar las historias de nuestras ciudades.
Texto y Fotografías: Mauricio Álvarez
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