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Postal Urbana

“Yo tengo un Hilo Rojo” – Segunda parte

Actualizado: 18 mar 2020

Sofía era una joven estudiante de preparatoria, provenía de una familia acomodada, simplemente feliz con los problemas que se pueden tener comúnmente en esa etapa de la vida, gustaba de salir con sus amigas de escuela, Karina y Celia, quien eran las chicas que ya habían estado en el restaurante y conocían al grupo de compañeros de Leonardo; Sofía había aceptado la invitación de sus amigas quienes le habían contado de lo amable que habían sido los meseros en su visita y del claro coqueteo que existía con algunos de ellos, no tuvo problema en ir al lugar. Sentadas en la mesa y ya con algunos meseros rodeándolas y platicando sobre aquella invitación que les habían hecho para ir a bailar a un antro y al cual no habían ido, entre risas y la plática, Sofía estaba un poco distante, observando el pasar de la gente alrededor del bar, en un momento vio a Leonardo pasar frente a ella. Sintió el mismo choque que Leonardo tuvo al verla, fue un poco inquietante. De inmediato preguntó a John y a Erick quién era él, John dijo – ¡Ah! Es Leonardo, ¿Quieres que te lo presente? – Sofía apenada sólo sonrió, John le pidió a Erick que buscara a Leonardo para que viniera a la mesa a conocer a las chicas. Leonardo fue invitado para acercarse a conocerlas, nervioso e intimidado por lo que le había provocado Sofía, saludó y se alejó rápidamente después de cruzar un par de palabras, Sofía lo tomó como una actitud de indiferencia, no dio importancia al momento y no dejó de pensar en él. Leonardo llegó a casa después de la jornada de trabajo, tomó un baño con agua caliente y bajó a cenar con sus papás que ya lo esperaban en la mesa, siempre había una plática sobre algunos temas sin relevancia, en aquella ocasión Leonardo guardó silencio durante la cena, su padre, Don Leonardo, era un tipo simpático y a pesar de los problemas económicos y demás situaciones le gustaba mantener el optimismo, un poco confundido le preguntó a su esposa – ¿Y ahora qué tiene este muchacho que está tan callado? – La madre de Leonardo que también había notado su actitud volteó y le codeó – Te habla tu papá, ¿que qué tienes? ¿Estás bien? ¿O por quién suspiras? – Leonardo sólo admitió estar cansado por la jornada de trabajo, se limitó a contestar – Nada me duelen los pies un poco, cansancio, nada más – Acabó de cenar, se despidió y se subió a acostar pensando en aquellos ojos que no podía sacarse de la cabeza. Sofía por su parte llegó a su casa, se encontró con sus papás, sólo saludó y de la misma forma subió a su habitación y se recostó en la cama pensando en Leonardo.

Imagen: Autor desconocido (si tienen información favor de compartir).


Por fin Leonardo tenía a la protagonista de ese sueño donde únicamente veía el cuerpo de la chica, el rostro de Sofía figuraba entre un brillo intenso y la historia al fin tenía un desarrollo que lograba despertar de golpe a Leonardo, los sueños describían algunas situaciones en el restaurante y en otros lugares que estaba por descubrir. Llegaba el fin de semana, iba a ser un día movido en el restaurante, Leonardo iba de un lado al otro, con una fuerte resaca porque la noche anterior hubo fiesta con sus amigos y se había pasado de copas. En ese ir y venir se encontró con Erick y otro amigo, Sergio, quien era otra amigo cercano de Leonardo, platicaban del tema de las apuestas y lo ridículo que se veían los participantes festejando como si no hubiera un mañana en el tema – ¿Qué hay? ¿Cómo van? – preguntó Leonardo – Bien, muy bien, algo crudo. Estuvo buena la fiesta ayer ¿no? – contestó Sergio, un estupendo bailarín y aficionado de los antros de moda – ¡Sí! ¡Muy buena! No recuerdo a qué hora llegué a mi casa, ¿Ustedes sí? – Leonardo entre risas y recordando algunos momentos de la fiesta – No, tampoco muy bien, traigo un dolor de cabeza y una sed de aquellas – Entre risas y recuerdos se acercó al grupo un compañero del trío, Javier era un mesero mayor y un buen tipo, también había entrado al jueguito de las apuestas, alardeando de su hazaña les comentó – Ya me gané una lanita mis amigos – el grupo algo desconcertado por la urgencia le preguntaron - ¿Ah sí? ¿Y eso por qué? – Leonardo ya conocía al tipo que en ocasiones hablaba de más – Saqué una cita con una de estas chavas – Erick quien de los tres era el más enterado de la dinámica fue quien se sorprendió – ¡No inventes amigo! ¿Con quién? – Javier respondió – Con Sofía amigo, vamos a ir al Cine y ya después veremos – En ese momento Leonardo se sintió decepcionado de que ella hubiera aceptado salir con este tipo así es que no le quedó más que aguantar, respirar profundo y seguir con su trabajo, Javier se quedó hablando del detalle lo cual por obvias razones no le importaba a Leonardo y se retiró del lugar.


Claro que hubo fiesta ese sábado. Ya ubicados en un barcillo donde los habían invitado algunos compañeros de trabajo, Erick, Sergio y Leonardo comentaban de la suerte que tenía Javier por haber logrado el “sí” de Sofía, a los tres les extrañaba tanto que comentaba Sergio - ¿No crees que se pusieron de acuerdo para ganar la apuesta y pues ahí se pueden dividir el dinero? ¿No? – Erick sonriendo – ¿Crees amigo? sería una buena jugada del Javi – Leonardo incrédulo que Sofía pudiera participar en tal artimaña sólo quedó mirando a sus amigos y disfrutó de la noche. Por la madrugada Leonardo despertó por un sueño que tuvo, era Sofía que le pedía que creyera en ella y que no tenía la intensión de molestarlo pero que al ver que él no había demostrado interés en acercase había decidido aceptar la invitación de Javier. Despertó molesto por el sueño, era claro que algo le molestaba sobre esa situación por lo que habló de esto con un amigo de muchos años, Roberto, con el que prácticamente había crecido ya que se conocían de toda la vida – A ver amigo cuéntame ¿Qué te pasa? – Leonardo en confianza relató cómo conoció a Sofía y lo que había sentido por ella – No sé porque me sentí mal amigo, es como si fueran celos por Javier, me movió muy fuerte desde que la vi y al saber que saldría con él me dio coraje – Roberto quien conocía a Leonardo respondió – Hermano, esos celos no te llevan a nada, ya sabes que te han provocado algunos problemas en el pasado y es apenas el comienzo. Aún no hablas con ella – Leonardo reconoció ante su mejor amigo el problema - ¿Qué crees que deba de hacer? Es claro que la niña es de dinero, va en escuela de paga y es super fresa – Roberto que era mucho más simple y confiado en su forma de ver las cosas le dijo – Hermano, tienes que acercarte a ella, consigue su teléfono o cuando vaya habla con ella y conócela, a lo mejor no es lo que piensas, acuérdate que las apariencias engañan, no lo pienses, simplemente actúa, si ella también te vio es claro que igual también le gustaste, mi galán de telenovelas – Leonardo riendo por las ocurrencias de Roberto sólo respondió – Muy bien así lo haré, no soy galán de novelas ¡Wey! – Roberto rio con él y se dispusieron a seguir escuchando música que era una pasión que compartían y que tal vez era lo que hizo que su amistad creciera desde pequeños.


Comenzaba otra semana y Leonardo estaba dispuesto a platicar más con Sofía en cuanto visitara el restaurante, aunque ya había escuchado a Javier decir que ella había aceptado ser su novia, Leonardo incrédulo no lo tomó en cuenta por aquel problema de que a Javier se le iba la boca y hablaba de más, ya se habían hecho los clásicos rumores de pasillo. Sofía también había estado pensando en Leonardo el fin de semana y quedó de acudir con Karina y Celia al restaurante para ver a los chicos. Ella quería ver si podía hablar un poco más con Leonardo.



Hék Martínez

@hekalmo, @FaCreativo

Músico, Melómano, Escritor en proceso.

Locutor en Incudeso Radio, Factor Creativo Martes 8 PM

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