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Postal Urbana

“Yo tengo un Hilo Rojo” – Cuarta parte

Actualizado: 15 abr 2020

Llegó el día de la cita, después de un día de trabajo en el Tony’s, Leonardo se arreglaba para encontrarse con Sofía con quien acordó verse afuera del restaurante. En punto de las 6 de la tarde se encontraron en el lugar acordado, Leonardo saludó – ¡Hola! ¿Cómo te va? ¿A dónde quieres ir? – Sofía tenía pensado un sitio donde pudieran conversar, por lo que contestó – ¿Te gustaría tomar un café o algo? o ¿te da igual? – Leonardo tampoco tenía idea de donde ir por lo que se dirigieron a la plaza de enfrente donde había una variedad de locales de comida. La plática se extendió por 3 horas, divertida, interesante para ambos, aunque no sirvió para conocerse por completo, de algo estaban seguros: ambos se gustaron en el momento. Leonardo quedó fascinado con su forma de ver las cosas porque era muy parecido a lo que él pensaba, le divertía como contaba las cosas, el tono de niña fresa, que ella quería ocultar era evidente. A Sofía le gustó la mirada de Leonardo, su aspecto rudo, claro su mutuo gusto por la música y otras cosas más que poco a poco fueron descubriendo con el paso de otras citas posteriores. Se divertían en cualquier lugar, en cualquier momento, no había necesidad de una cita planeada, una simple banca en un parque o pararse en alguna calle en el automóvil de ella para platicar, Sofía ponía retos divertidos para jugar un poco con Leonardo.


Ana María notó el cambio del estado de ánimo de Leonardo - ¿Qué pasó? Andas muy contento ¿no?, has estado saliendo con esta niña Sofía ¿Verdad? – era el día de descanso de Leonardo, y mientras hacía algunos deberes en su casa no tuvo más remedio que confesarle a su madre lo que ya sospechaba – ¡Si ma! Ya es mi novia, me gusta mucho, la paso muy bien con ella – Ana María, respondió – Nada más cuídate, hijo, no vayas a meter la pata y sabes a que me refiero ¡eh! Y también respeto hijo – Leonardo quien tenía claras las recomendaciones obligadas cuando se tocaba el tema de alguna relación. Leonardo, visitó a Roberto quien no sabía de la noticia - ¿Qué pasó carnal? ¿Cómo andas? – Roberto, saludó emotivamente a su viejo amigo después de algunas semanas en que no se habían visto – ¿Qué hay carnal?, ¡cuánto tiempo sin verte! ¿Qué hay de nuevo? – Leonardo, respondió - ya tengo novia hermano, recuerdas la chica de la que te había contado que fue al restaurante – Roberto entre risas – Si claro, la que dices que es medio fresa ¿No? – Leonardo, también con sonrisa en la cara, contestó – Ándale, ella, pues ya amigo estuvimos saliendo estas semanas y la verdad es que tenemos una conexión muy pero muy fuerte – Roberto, le comentó – ¿Porque dices que tienes conexión? Lo que pasa es que estás enamorado hermano – Leonardo aclaró el punto – ¡No we! Es algo más intenso, es como si ella supiera lo que pienso y viceversa, sueño con ella en algunas situaciones que suelen pasar de alguna otra forma entre nosotros, es raro de explicar hermano – Roberto, pensando más en que su mejor amigo estaba perdidamente enamorado sólo le siguió la corriente – ¡Órale! No pues qué bien amigo, pero no te olvides de los cuates – Leonardo, respondió – No hermano, claro que no, y así siguieron disfrutando el día.


Por su parte Sofía también ya había manejado a su modo la noticia con sus papás, tenía una relación de plena confianza con ellos. Además, al presentarles a Leonardo pudieron ver que, aunque de apariencia ruda, era un joven educado y Luisa, madre de Sofía, se había dado cuenta que en verdad Leonardo quería mucho a su hija, la forma en que la veía y la trataba le parecía muy lindo de su parte, por eso no tenía problema alguno en su relación. Al igual que su padre Adolfo, para quien ella era su princesa y cualquier muchacho que se acercara a ella era un peligro. El fin de semana Adolfo fue al cuarto de Sofía y le preguntó - ¿Tienes planes para el día de hoy? – Sofía que en el momento terminaba un trabajo de la escuela, le contestó – No, nada especial ¿Por? – Adolfo tenía un plan para acercarse a Leonardo y le comentó – Pues tu mamá y yo queremos ir a comer al centro, ¿cómo ves si invitas a Leonardo y vamos todos a comer? – Sofía entusiasmada por el plan de sus padres no dudó en llamar por teléfono a Leonardo – ¡Hola!, ¿Cómo estás? – Leonardo estaba en casa arreglando algunas cosas con su papá y le dijo - ¡Hola tú! Bien aquí trabajando con mi papá, ¿tú que haces? – Sofía estaba ya un poco apresurada porque sus papás le habían dado poco tiempo para arreglarse y salir por Leonardo, le dijo apresuradamente – Terminando tarea, oye mis papás nos invitaron a comer al centro, paso por ti como en media hora – Leonardo, asombrado por el poco tiempo que le dieron para arreglarse, le dijo – Pero ¿por qué tan rápido corazón? ¿Cuál es la prisa? – Sofía ya a punto de terminar, no le dio más explicaciones y le contestó – Apúrate ¿va?, en 30 minutos pasamos por ti – Leonardo, colgó y le dijo a su papá sin explicación – ¡Ya me voy pá! – Su papá molesto por la intempestiva huida, le dijo – Oye muchacho, pero ¿por qué la prisa? – Leonardo, ya con media ropa de fuera en su cuarto, sólo le alcanzo a contestar – Sofía pasa por mí en 30 minutos para ir a comer con sus papás.


Ya en camino al centro de la ciudad, intercambiaban miradas y risas sin razón. Adolfo comentó al grupo – Vamos al Café Tacuba ¿Cómo ven? – A todos les pareció excelente idea. Leonardo y Sofía entraron de la mano a aquel famoso e histórico restaurante, Leonardo nunca había visitado este restaurante, en ese momento admiraba la arquitectura del lugar, aquellas escaleras, los salones y las pinturas de las paredes de ese lugar, enigmático con cien años de historia de la Ciudad de México. Ya en la mesa, Luisa contaba parte de la historia del lugar, Historiadora de profesión, amante de José Pablo, el hermano menor de Sofía, estudiante de los primeros años de preparatoria, hablaba de algunas bandas de rock con Leonardo, por lo que congeniaron de inmediato e iniciaran una buena amistad. Después de degustar los excelentes platillos de cocina mexicana, Sofía y Leonardo se despidieron de la familia de ella para salir a caminar un rato a solas por las calles cercanas. Leonardo era asiduo visitante de esta zona ya que su padre creció entre estas calles propuso un pequeño recorrido por la zona. Visitaron el viejo teatro Fru-Fru, que debido a su antigüedad, peculiar arquitectura y decoración y polémica personalidad de su última dueña Irma Serrano, ha sido objeto de numerosas leyendas y mitos que relatan sucesos paranormales dentro de sus puertas. Caminaron hasta el Teatro de la Ciudad que también tiene una gran arquitectura y es uno de los más emblemáticos recintos del Centro Histórico, se considera desde 1987 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Leonardo que también era entusiasta de visitar estos lugares invitó a Sofía al Palacio de Minería que también se encuentra por esta zona. Antes de regresar al punto de encuentro, Leonardo, le dijo – Oye corazón, la verdad es que estoy muy contento pasando estos momentos contigo, la verdad te quiero mucho, has llenado de mucha felicidad mis días – Sofía al escuchar esto valoró el esfuerzo que hacía Leonardo por demostrar sus sentimientos - ¡Mi vi! Yo también me siento increíble en este tiempo que hemos pasado juntos – Leonardo feliz por la reacción de Sofía le dio un beso justo en el momento que llegaba su familia para encontrarse con ellos. José Pablo tosiendo, bromeó sobre el momento - ¡Los atrapamos! ¡Eh, pillines! – Sofía lo golpeó en el brazo con el puño y como toda hermana cariñosa le dijo – ¡Qué tonto eres, eh! - Tomó de la mano a Leonardo y caminaron juntos por algunas calles hasta llegar al auto.


Ya en casa de Sofía, terminaron el día viendo una película. Había algo que preocupaba a Leonardo, en la semana había tenido algunos problemas con el gerente del Tony’s, lo habían promovido para tomar la inducción para ser supervisor y el gerente no le informó sobre la primera junta. Luis Ángel es un tipo odioso y de esos que creen que el personal a su cargo tiene que besarle los pies para poder estar bien con él, era claro que Leonardo no era el tipo de persona que congeniaría con estas formas. No lo había platicado con Sofía porque la habían pasado tan bien que decidió esperar y en otro momento se lo contaría.

Ilustración: Federica Crispo. IG: federicacrispoillustratrice



Hék Martínez

@hekalmo, @FaCreativo

Músico, Melómano, Escritor en proceso.

Locutor en Incudeso Radio, Factor Creativo Martes 8 PM

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